Conoce la situación actual de la salud pública en Burundi, nación que se ubica entre los primeros 20 países en los que se ha registrado el mayor número de casos de malaria a nivel mundial, al igual que otros tipos de enfermedades generadas a causa de la falta de alimentación y condiciones precarias de salubridad.

Salud pública en Burundi

En Burundi la salud pública es deficiente, de hecho se encuentra por debajo de la atención médica y hospitalaria promedio a nivel mundial.

Específicamente, se ha indicado que disponen de 0,8 dentro de sus hospitales para la atención de un promedio de 1.000 habitantes; por ende, se hace extremadamente difícil brindar un servicio oportuno a los pacientes, lo que conlleva a que enfermedades como la malaria sean incontrolables, ocasionando pandemias que generan gran número de muertes.

Por otro lado, durante la incidencia del Covid-19 en el mundo Burundi solo contó con 644 médicos capacitados para la atención de todos los habitantes del país, lo que llevó a una distribución de 0,05 profesionales por cada 1000 personas.

Este panorama es alarmante, ya que es precisa la atención médica oportuna para reducir la mortalidad a causa de enfermedades frecuentes.

Se puede indicar, a manera de ejemplo, que por lo menos el 25% de las personas de Burundi que sufren de una enfermedad como diabetes, cáncer, cardiovascular e incluso retención de quilomicrones, entre otras y fallecen en la actualidad a causa de no contar con acceso a los servicios de salud pública en su país.

A nivel mundial, Burundi es uno de los países peor abastecidos, donde solo el 0,3% de su población recibió la vacuna contra el Covid-19; de acuerdo con los datos de la OMS, estimados para el 27 de agosto de 2023.

Lo cierto es que la esperanza de vida en esta nación se ha establecido en 59,7 años para los hombres y 63,6 años para la mujeres, lo que al ser comparado con las estadísticas a nivel mundial es alarmante; por lo que estos seres humanos estarían perdiendo 9,8 años de su vida a causa de las condiciones precarias de sus sistemas de salud pública.

Todo esto lleva a concluir que los habitantes de Burundi son los que menor esperanza de vida tienen en el mundo; especialmente por el hecho de que es común el brote de enfermedades dentro de su territorio.

Su sistema de salud es subdesarrollado, aunado al hecho de seguir suscitando guerras civiles, la escasez de suministros médicos y el lento crecimiento económico.

De acuerdo con datos recabados por el World Health Statistics en el año 2006, Burundi contaba con 8,173,000 habitantes; empleándose el 3% de PIB para cubrir sus gastos de salud pública.

También en este estudio se indicó que por cada 1.000 habitantes fallecen aproximadamente 181 niños, 412 mujeres y 461 hombres; lo que no es de extrañar, si se considera que es común que los habitantes de Burundi sufran de malaria, meningitis, cólera, esquistosomiasis, viruela, tripanosomiasis, malnutrición y otras dolencias.

Citando, por ejemplo, el VIH SIDA, se registraron durante el año 1999 unos 113 casos por cada 1.000 personas, mientras que en tuberculosis fueron 382 para el mismo volumen poblacional.

A pesar de estar recibiendo ayuda internacional, al parecer no ha sido suficiente para incrementar los recursos a cargo de su sistema de salud pública, el cual está estrechamente ligado a las condiciones de vida de muchos grupos sociales, en especial el conformado por las comunidades indígenas, dentro de las cuales la alimentación es deficiente, el agua escasa y por ende las condiciones de salubridad son prácticamente nulas.

Dentro de este panorama es preciso brindar apoyo a Burundi, por lo cual la OMS está desarrollando proyectos para la capacitación de profesionales médicos en el exterior, quienes posteriormente prestarán sus servicios en esta nación y programas de ampliación de los sistemas nutricionales para madres y niños,  todo en trabajo conjunto con la ONU.